miércoles, 10 de agosto de 2016

Epílogo malogrado

La noticia era bastante escueta. El bus de servicio público había sufrido un accidente por la imprudencia del conductor y al estrellarse contra un camión que cruzaba en ese momento habían perdido la vida 3 pasajeros. El conductor y un par de pasajeros más resultaron ilesos o con heridas menores. Las tres víctimas habían sido identificadas por sus nombres pero en la noticia no se daba otra descripción o característica. Lida había leído una y otra vez el informe en la prensa, había buscado en otros medios y no encontró más que una réplica adaptada de la misma fuente. Aún le costaba entender cómo había salido viva del accidente cuando recordaba el fuerte golpe contra la silla frente a ella. Le costaba visualizar los segundos posteriores al impacto, sólo recordaba haber despertado en medio de una cantidad de curiosos que gritaban y lamentaban el hecho.


Leía nuevamente los nombres de las víctimas, preguntándose por qué justamente ellos y no ella. Esa incertidumbre que brinda el sobrevivir sin más justificación que el azar. Tal vez intentaba expiarse de una culpa que evidentemente no era suya, pero que sin querer estaba cargando. Ya había logrado identificar los rostros de las tres víctimas, su mente los ponía nuevamente en aquel bus e intentaba traer a la memoria las impresiones que se había hecho de ellos cuando los vio efímeramente al abordar. No había ninguna historia en particular digna de ser contada. Eran sólo tres coyunturas sin algo extraordinario que coincidían en un espacio – tiempo sin otra particularidad que la casualidad fatal posterior. Sintió un poco de tristeza por no tener mucho más para decirse. Le pareció frívolo que la vida pasara de forma tangencial sobre ella. Ya volvería a sonreír cuando la memoria cubriera el dolor.

No hay comentarios:

Publicar un comentario