sábado, 23 de julio de 2016

Tríptico de tierra I

María abordó el bus sin prisa. Se había quedado sin un rumbo definido después de que Abel le cancelara la cita que tanto esfuerzo le había requerido para ocultar su emoción. - Hoy no podré – fue lo único que le dijo. Ahora le quedaba un espacio de tiempo sin dueño para ordenar un poco su cabeza. Pagó el pasaje con indiferencia y se fue hacia atrás, siempre hacia la silla de la ventana de la penúltima fila a la izquierda. Ese era su lugar para recorrer la ciudad. Pasó frente a un hombre joven , más joven que ella, ensimismado en su reproductor musical. Le gustaba jugar a adivinar qué escucharía la gente basada sólo en sus vestimentas... “rock en español” pensó claramente. ¿Qué dirían de mí? Le gustaba pensarse como una Frank Zappa o The Allman Brothers, pero el truco es que eran el observador y su prejuicio los que decidían.


Tuvo tiempo para pensar mil teorías sobre la cancelación de Abel, cada una más dramática que la otra, pero todas la dejaban en una posición de rechazo inmisericorde. Tal vez nadie había aprendido a verla como ella se veía a sí misma. La ciudad le pasaba sin mucha emoción mientras se envolvía cada vez más en un galimatías de sensaciones. El colorido vestido de la señora que subía al bus la trajo de vuelta. Se le hizo un personaje fuera de contexto, como una mancha de pintura sobre una foto en blanco y negro. Se sentó dos filas delante de ella pero a la derecha, en un ángulo que le permitía ver las reacciones de su perfil. Eso le emocionó y la llevó a conjeturar orígenes y destinos de aquel personaje anacrónico. Tal vez iba a reclamarle a una amante de su pareja. Tal vez venía de cobrar una deuda... Sonrió como no lo hacía desde la llamada inicial de Abel concertando una cita.

1 comentario:

  1. Cada cuento es mejor, ya quiero leer el 300!!
    Este me gusta, sobretodo porque veo en ese personaje algo que es tan mío que asusta.
    Me gusta mucho como escribís!
    Vas bien, muy bien!!

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